Semana


Los lunes son de Grecia, no se objeta
Los martes son tendenciosos a la siesta. Día por excelencia del té.
Los miércoles debemos atravesarlos con el virtuosismo de un travestido en una fiesta de gala de 30 minutos. Inexplicable, corto y onírico.
Los jueves debemos de hacer una lista de libros sin terminar de leer y peliculas sin terminar de ver y, de una buena vez, quemarla, ya que nunca vamos a terminar de leer esos infinitos libros ni alquilar esas soporíferas peliculas. También sería bueno aprender una nueva lengua (el sánscrito por ejemplo).
Los viernes no debemos obedecer ninguna orden directa y de hacerlo, debemos ejecutarla de muy mala gana.
Los sábados debemos comer chocolate desde temprano y, así, abordar la pícara degeneración flotante en el aire con un resto de elegancia.
Quienes vistan de polera rogarán no haberlo hecho.
Los domingos ha uno de verter imaginación en un balde y pintar
los balcones del amado o amada.
A falta de balcones debemos volver al útero materno y recapacitar.

1 comentario:

El tano dijo...

ese perro es arte